El agua, ese elemento vital para la vida de la piel

"Como componente mayoritario de nuestra piel, el agua es hidratante por excelencia. Su aplicación externa contribuye a favorecer la penetración de sustancias hidrosolubles, aumenta la elasticidad, evita el aumento de la temperatura cutánea y mejora su aspecto y, en caso de agua fría, calma la picazón", explica la doctora Eulalia Baselga.

En cuanto a su ingesta, la experta aconseja que, en la medida de lo posible, lo mejor es beber agua embotellada debido a que "el alto contenido de cal del agua de la canilla puede irritar la piel, siendo lo más recomendable el agua de baja mineralización".

Entre los muchos beneficios del agua, la doctora 

Elia Roó se ocupó de señalar los más importantes: "Limpiar, calmar, refrescar (especialmente cuando se está sometido a mucho calor), hidratar, proteger e, incluso, fijar el maquillaje en la piel".

Al respecto, una de las últimas novedades en tratamientos de belleza es la utilización de las aguas termales en maquillaje. "Se suelen poner encima del cosmético para fijarlo. De la misma manera que después del peeling para calmar la piel”, detalla la doctora.

Incluso, recientemente sumó nuevas aplicaciones. "Lo que está en auge actualmente son las aguas hidratadas que incorporan filtros solares”, agregó la profesional.

¿Por qué es importante el agua?



1) El agua es el componente mayoritario (30%) de la piel, por lo que su aporte resulta esencial para mantener su turgencia y elasticidad. Así, una piel deshidratada es menos elástica. Es decir que, al estirarla, tarda más tiempo en volver a su sitio.

2) El aporte de agua adecuado evita la deshidratación cutánea. Una piel deshidratada no puede cumplir su función de barrera natural, pierde tersura y favorece la aparición de eccemas.

3) La aplicación externa de agua fría o compresas húmedas calma inmediatamente la picazón, disminuye la inflamación y reduce la rojez. Puede ser muy útil en caso de quemaduras, urticarias, picaduras de insecto o eccemas. 



4) Una ducha de agua no demasiado caliente ni fría es estimulante tanto para la piel como para el espíritu. El efecto inmediato es una vasodilatación superficial para mantener la temperatura y, posteriormente, una vasoconstricción. Además, ayuda a despertarnos.

5) El agua arrastra partículas depositadas sobre la piel y elimina suciedades.

6) Los baños con agua termales aportan, dependiendo de la composición de las aguas, diferentes minerales a la piel y sustancias de acción antiinflamatoria probada y de utilidad en enfermedades de la piel como el eccema o la psoriasis.

7) En climas muy calurosos la aplicación externa de agua sobre la piel evita golpes de calor.
 

Así, queda demostrado que, además de beberla, sus muchas propiedades hacen que el agua resulte fundamental e indispensable para sentirse sano tanto por dentro como por fuera.
 

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